Tipo de ítem | Biblioteca actual | Solicitar por | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Recurso digital |
Biblioteca Central
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INAP-AR:CD 45 | Disponible | 009483 |
Las tendencias al desarrollo local en Argentina se han visto modificadas en los últimos años por varios aspectos: I) El proceso de descentralización, que en la práctica implicó una transferencia de funciones hacia los municipios sin los correspondientes recursos, sin la capacidad de gestión previa y sin un cambio real en la legislación; II) El proceso de empobrecimiento y fragmentación social que desestructuró a los distintos sectores sociales, aumentó las demandas sobre los intendentes y determinó el surgimiento de un nuevo sector (los denominados "nuevos pobres") que le reclaman, con mucha bronca, al gobierno local por producción y trabajo; III) El proceso de planificación que ha incorporado nuevas instancias y modalidades de planeamiento, en muchos casos poniendo el acento en la participación de la sociedad y que ha posibilitado, en algunas situaciones, el fortalecimiento de capacidades y actores locales; yIV) La constitución de espacios microregionales cuyo eje central es la determinación de los perfiles productivos de cada región y la constitución de proyectos de desarrollo económico que imparten sobre la situación social local.La construcción de las microregiones aparece así en el medio de una situación crítica para los gobiernos locales que tienen que encarar programas que articulen lo productivo y lo social con escasos recursos y con pocas incumbencias legales. No obstante ello, diversas experiencias en Argentina han logrado conformar regiones que potencian lo "local" en una escala mayor, con la intención de mejorar las condiciones de asociatividad entre los productores y los empresarios, y de tener mejores chances para competir con otras regiones. De este modo, las microregiones en Argentina han tendido a instrumentarse a través de distintos modelos que buscan vincular actores del Estado, del sector privado y de organizaciones sociales, siempre en el marco de una crisis económica muy profunda.Las microregiones en Argentina plantean formas de asociatividad muy diferentes porque las características territoriales de nuestro país son muy diversas. El 85% de los municipios es de menos de 10.000 habitantes, razón por la cual las microregiones que allí se constituyen tienen un fuerte sesgo puesto en la producción primaria y en el intento de concesionar servicios en una escala un poco mayor; más del 80% de la población vive en ciudades de más de 100.000 habitantes, con lo cual en algunos lugares la microregión aparece como una instancia para consolidar procesos productivos (principalmente en los territorios de menos de 250.000 habitantes); mientras que en los territorios de mayor escala poblacional la tendencia no es hacia la constitución de microregiones sino, por el contrario, se busca potenciar espacios submunicipales.A estas diversas realidades poblacionales se puede incorporar además el análisis de la diversidad regional en nuestro país que hace que los modelos de microregiones en Jujuy se parezcan muy poco a los que se dan en Córdoba, Buenos Aires o en la Patagonia austral.Por estas razones, el objetivo de este trabajo es tratar de obtener conclusiones acerca de estos procesos a partir de cruzar tres variables: el marco territorial (NOA, NEA, NUEVO CUYO, PATAGONIA) en donde se dieron las diversas experiencias; el tipo de instrumento aplicado (corredores productivos, agencias para el desarrollo, planes estratégicos, etc.) y los niveles de articulación alcanzados entre los diferentes actores locales.
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