Tipo de ítem | Biblioteca actual | Solicitar por | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Recurso digital |
Biblioteca Central
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INAP-AR:CD 45 | Disponible | 009464 |
El proceso evaluativo debiera ser un continuo que acompaña la gestión de un programa. Este proceso distingue momentos: línea de base; monitoreo de la gestión; sistematización de la experiencia; y evaluación ex - post.La línea de base es el primer paso del proceso. Tiene como objeto establecer los parámetros que permitan conocer la situación inicial de la que parte el programa, para poder compararla con la situación final y obtener conclusiones acerca del logro de los fines propuestos. En ese sentido, es un diagnóstico de situación de la problemática que se pretende modificar con el desarrollo de las acciones. Como tal tiene la peculiaridad de que debe relevar información y sistematizarla de forma tal, que sea pertinente para valorar los logros de los proyectos luego de ejecutados.Plantearse la construcción de líneas de base sigue siendo un desafío debido a que existe poca experiencia en la materia. Merecen destacarse dos factores que contribuyen a esta situación: por una parte la persistencia en el uso de modelos tradicionales que implican pensar la evaluación de impactos como único camino posible y, por la otra la tendencia de los decisores de recurrir a los evaluadores cuando las acciones del programa están finalizando o terminaron.Las pocas experiencias con las que se cuenta han resultado poco confiables en el momento de "decir algo" respecto a la situación inicial de las poblaciones, entidades y/o áreas destinatarias de las acciones. Sin embargo estos intentos han sido útiles para conocer lo que "no debe hacerse" e incentivar la búsqueda de estrategias que den mayor confiabilidad, validez y utilidad a los datos de una línea de base.Este problema se debe a que las concepciones más comunes que se presentan cuando se han diseñado líneas de base han establecido la comparación a partir de dos situaciones polares: "lo micro", (el seguimiento de cada beneficiario) o por el contrario, "lo macro" (usar indicadores globales por ej.: tasa de mortalidad infantil) Cuando se construyen, la tendencia es asumirla como la "toma de medición" para la evaluación ex -post. Desde esta perspectiva pierde su valor diagnóstico y riqueza para el acompañamiento de la gestión. En esta concepción de línea de base, puede también ser de utilidad para la evaluación de procesos y el monitoreo de las acciones.El diseño y carga de una línea de base es en sí misma una evaluación ya que como un modelo evaluativo, es una representación que se construye para comprender y explicar una realidad compleja, que facilita la comprensión de la situación de la que parte la intervención social y fija los parámetros a partir de los cuales la misma se articula. Como aquel, se integra por diferentes módulos o dimensiones y también se sintetiza en momentos, en este caso dos: su construcción (programación) y la carga de los datos (ejecución).
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