Ensayo que, centrando su unidad de análisis en las organizaciones públicas, su relación con el contexto inmediato y las configuraciones vinculares que se dan dentro de ellas, tiene por objetivo proponer un nuevo paradigma para afrontar las nuevas realidades, demandas y expectativas de la sociedad. Trata los siguientes temas: la crisis y las transformaciones organizacionales, los ámbitos de las transformaciones organizacionales: el contexto organizacional inmediato, la organización, configuración vincular, ¿qué oportunidades surgen de la crisis?. Concluye expresando que durante largo tiempo se ha vivido en la Argentina en el "orden de la tragedia", considerando que los males eran inevitables y recurrentes: regímenes autoritarios, paternalismos carismáticos, hipertrofia del Estado, estamentos de privilegio, rentismo y corrupción generalizadas, etc. Para enfrentar la fatalidad y superar la tragedia, parecería no haber otro camino que vivir la aventura de la creación, atreviéndose a reconocer el verdadero protagonismo en el "individuo". El "individuo" es una voluntad independiente, díscola y singular, capaz de desatar rebeldías frente a concepciones perimidas y anacrónicas, de concretar iniciativas y convocar voluntades; capaz de concebir y desarrollar proyectos para satisfacer las expectativas sociales sin pretender privilegios ni prebendas; capaz de sacudir los viejos paradigmas del "Estado facilista y prebendario" con el golpe de los insólito: el "Estado movilizador y fecundo". Finaliza afirmando que el "individuo" no es un paradigma inalcanzable en la administración pública. Es el creador, el singular, el responsable, el emprendedor; es la fuente por excelencia de esa cadena de actos que culmina en la aventura mágica que hoy parece esperar la sociedad de la nueva Administración del Estado. Si la administración pública adopta el nuevo paradigma del despliegue de la iniciativa personal, de la inventiva creadora, de la personalidad emprendedora, la sociedad podrá al fin vencer la medianía y superar la tragedia; podrá romper el semisecular equilibrio entre la resignación y la esperanza, en favor de la esperanza.

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