Tipo de ítem | Biblioteca actual | Solicitar por | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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Libro |
Biblioteca Central
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INAP-AR:D.6/96 | Disponible | 008081 |
Publicado también en Boletín de Resúmenes del CLAD, Vol. 4 No. 3 (Mar. 88)
Este documento fue presentado al Coloquio Internacional sobre Gerencia de Programas Sociales Masivos, realizado en Argentina, en noviembre de 1987. En él se analiza la situación de dichos programas en América Latina. En América Latina, uno de los problemas más frecuentes que se da a nivel de las políticas sociales es la distancia entre lo que se enuncia como política y lo que realmente se ofrece como servicio a la población. Ello obliga a los funcionarios responsables a mejorar la gestión administrativa de dichos programas. Tradicionalmente, la implementación de programas públicos ha sido considerada como una cuestión técnico-administrativa; se ha supuesto que su mejoramiento pasa por mejorar los procedimientos y las estructuras administrativas de los programas. Si bien es cierto que se puede ganar bastante con ese mejoramiento, no hay que perder de vista un hecho que es irrefutable: la implementación de políticas trasciende los aspectos meramente técnicos y de procedimientos administrativos. La cuestión central que se plantea en un programa masivo es quién recibe qué cosa, en una sociedad concreta. Ello implica, necesariamente, que en la concepción y en la implementación de esos programas hay problemas políticos involucrados. Para mejorar estos programas hay que tener presente esos problemas y los planificadores deben encontrar la forma de enfrentar las limitaciones que se derivan de esos factores políticos involucrados. Hay que partir de la base de que los programas sociales masivos tienen contenido y contexto. Mientras el contenido, de por sí, crea problemas para su implementación, el contexto los exacerba. El contenido de dichos programas, si bien varía en función del tipo de servicios que proporcione, presenta algunos rasgos comunes: son de alcance nacional, proporcionan servicios propios del ámbito gubernamental más que del sector privado, benefician a un público masivo, y son planificados y administrados por profesionales del sector social; los programas sociales son implantados generalmente a través de complejas burocracias y persiguen el logro de metas a largo plazo. Todos estos rasgos comunes afectan de una u otra forma la implementación de los programas. Pero lo que más interesa analizar aquí es el contexto en el que esos programas se implementan pues constituye el elemento que exacerba los problemas de contenido. A nivel de contexto, hay tres factores que pueden obstaculizar la implantación eficaz de programas sociales masivos; en primer lugar, las presiones políticas que se realizan para extender la cobertura de los programas, presiones que poco consideran las cuestiones de calidad y factibilidad económica de las acciones y de su alcance y cobertura; un segundo factor es que las burocracias encargadas de implementarlos están a menudo altamente politizadas lo que complica aún más los ya complejos problemas de administración y control propios de dichos programas; y un tercer factor es la demanda excesiva, más allá de la oferta efectiva, creada muchas veces por presiones políticas. Para superar los múltiples problemas que enfrentan estos programas hay que tener claros cuáles son los momentos críticos en su implementación: cuando se diseñan, cuando se decide la estrategia y cuando se toman decisiones sobre la asignación de recursos. S.S.
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