Ponencia presentada en las IV Jornadas Nacionales de Sistemas de Información realizadas en Buenos Aires entre el 2 y el 6 de agosto de 1982, dedicadas al tema "La administración pública y su sistema de información". Tiene por objetivo realizar una evaluación de los objetivos que asumen las administraciones públicas. A juicio del autor resulta impensable referirse a los objetivos de la administración pública en términos de una mera enunciación descriptiva de metas, reducidas a expresiones operativas. Es que, si de la etapa gnoseológica del "diagnóstico" corresponde al presente trabajo la tarea de "descripción de los objetivos del sistema", ésto no puede hacerse seriamente sin definir ciertas premisas axiológicas previas. Más aún, es probable que este análisis y sus conclusiones configuren el aspecto crucial por describir. Debe repararse en que no se trata de describir los "objetivos de un proceso" que son normalmente expresables en términos de orden superior asumidos por la organización, sino los "objetivos de la organización", y éstos difieren en dos aspectos fundamentales: en su contenido valorativo y en el mecanismo para su establecimiento. Los objetivos de la organización se establecen en consecuencia de un proceso de negociación, de "regateo" de carácter político que cristaliza en alguna solución de compromiso como resultante del poder relativo que los operadores están en condiciones de ejercer. Por lo tanto estos objetivos cambian en el tiempo porque cambian los valores o porque cambia la estructura de poder. Son entonces de contenido esencialmente valorativo. Los valores de un proceso o de una operación cualquiera se definen en forma preponderantemente racional mediante algunos procesos de derivación a partir de normas establecidas antes y desde fuera del proceso mismo, que configuran junto con los datos de la realidad un modelo particular de decisión. En este caso, por regla general sólo es opinable la consistencia y utilidad del modelo o la validez de los datos procesados. El contenido de estos objetivos es esencialmente fáctico. Es inmediatamente evidente que no pueden ser idénticos los objetivos que se plantean el estado liberal de principios de siglo en un país europeo o el estado intervencionista en un país periférico en la actualidad. Sin embargo en ambos casos puede darse la existencia de procesos administrativos con metas operativas similares.

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