Documento de base para el Encuentro Nacional que tiene por objetivo orientar la discusión acerca de las transformaciones necesarias en los partidos políticos para lograr que éstos cumplan eficazmente sus roles en la representación y agregación de intereses, en la selección del personal político y en la formación-consolidación de la ideología democrática. Trata los siguientes temas: la relación sociedad civil-Estado, el sistema político y el sistema de partidos políticos, el predominio de los partidos "omnibus", las prácticas clientelistas, la selección de dirigentes, la configuración de los partidos, el comportamiento del electorado, los partidos políticos y la reforma del Estado. Se refiere a diversos vicios arraigados en los partidos políticos, enfatizando en que la selección de dirigentes sigue dependiendo en buena medida de manipulaciones clientelistas, con la consiguiente promoción de una dirigencia política de escasas aptitudes técnicas y de arraigadas concepciones paternalistas y/o burocratistas. Señala que la desconfianza en la dirigencia política argentina se sustenta, en gran parte, en hechos objetivos como los siguientes: a) la escasa calificación técnica de los políticos, b) las agobiantes luchas internas en los partidos mayoritarios, c) la permanencia de dirigentes desgastados, d) el desgaste de una militancia obligada a vivir de ciertas formas de "corruptela". Expresa que tales factores conforman un deplorable círculo vicioso que retroalimenta la mediocridad de las direcciones políticas. Considera que uno de los principales desafíos actuales de los partidos políticos consiste en asumir la tarea directriz de la reforma del Estado. Los partidos tendrían que mejorar la selección de sus dirigentes, incorporando formas de elecciones internas abiertas y transparentes, así como capacitar a sus cuadros dirigentes para ocupar puestos de mando en aparatos estatales específicos. El Estado, a su vez, podría abrir sus puertas para que los equipos técnicos estables de todos los partidos se compenetren de los problemas de su funcionamiento y de la marcha del proceso de su reforma y adecuación a las necesidades del desarrollo y de la integración social que impone la evolución del mundo actual. Concluye señalando que parte de la aguda crisis argentina se explica por las carencias de un Estado débil y deformado que expresa a una sociedad igualmente desintegrada e incapaz de proyectar un modelo estatal que facilite las tareas de su desarrollo. En la Argentina los vicios y las debilidades de los partidos y de sus articulaciones con la Sociedad y el Estado prepararon un terreno fértil para el autoritarismo. Aún no totalmente diluído el riesgo de un retorno a prácticas estatales despóticas, los años 90 pueden producir peligrosas formas de anomia política, salvo que a través de una genuina transformación el Sistema de Partidos sea capaz de responder al reto de la hora: el fortalecimiento del binomio Sociedad Civil-Estado, es decir del Sistema Político.

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