Trabajo que tiene por objetivo presentar las manifestaciones de las nuevas formas y sujetos de la pobreza que han emergido en la Argentina como resultado del deterioro que experimentó la sociedad durante los últimos veinte años. Trata los siguientes temas: el contexto de la crisis y la pobreza; las consecuencias generales del nuevo modelo de acumulación; el nuevo sujeto de la pobreza, evolución histórica de la pobreza, los cambios a partir de mediados de la década de 1970; los viejos y los nuevos pobres. Señala que la heterogeneización social del universo de la pobreza en la Argentina plantea la definición de un nuevo sujeto de la misma. Junto al agravamiento de las precarias condiciones de los pobres estructurales, se produce la pauperización de sectores que históricamente habían accedido a condiciones aceptables de vida. Los integrantes de estos últimos sectores son sumamente heterogéneos; desde asalariados industriales y del sector terciario afectados por la reducción del mercado interno y las sucesivas políticas de ajuste, los asalariados del sector público, cuyos salarios descendieron profundamente, hasta los sectores pasivos (jubilados y pensionados) cuyos ingresos registran una drástica caída. El grupo de los denominados "nuevos pobres" tiene características sustancialmente distintas a la de los pobres estructurales. Sus viviendas están, en general, construídas con materiales adecuados en barrios con infraestructura urbana y social, poseen un aceptable nivel educativo, y su cultura es eminentemente urbana. Concluye expresando que las políticas y los programas sociales deben contemplar la heterogeneidad de la pobreza. Es muy diferente diseñar políticas y programas partiendo de la premisa de un universo indiferenciado de pobres, que reconocer la presencia de distintos grupos con distinto origen y diferentes necesidades. Si no se contemplan tales diferencias, pueden violentarse experiencias disímiles, impidiendo un eficaz aprovechamiento de los escasos recursos existentes. Si bien todos los pobres tiene necesidades comunes, parten de puntos distintos con prioridades para la asignación de recursos y con experiencias participativas y de organización también diferentes. Si bien la prioridad de las acciones y del gasto debería asignarse al grupo de los pobres estructurales, hoy se plantea el desafío de tomar en cuenta seriamente las necesidades de los "nuevos pobres".

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