Trabajo que tiene por objetivo delinear un panorama de la situación de la infancia los sectores de pobreza en la Argentina, y proponer un conjunto de cuestiones relevantes para la formulación de políticas públicas para la niñez. Trata los siguientes temas: la pobreza y su repercusión sobre la infancia; situación general de la infancia en la Argentina, la salud y la situación educativa; los menores de la calle y en actividades marginales; las políticas sociales frente a la situación de la infancia. Señala que en numerosos programas, gubernamentales y no gubernamentales, se ensayan nuevas modalidades de gestión partiendo del abordaje comunitario, solidario y participativo, en reemplazo del meramente asistencial. Desde dicha perspectiva, ni los pobres ni los niños son considerados actores pasivos a los que se les ofrece paliativos para su situación de carencia, sino como sujetos activos que, a través de su propia intervención, se transforman en protagonistas que al reforzar su inserción en la comunidad impulsan los cambios necesarios para modificar la realidad en la que se encuentran. Por otra parte, el enfoque de estos programas pretende situarse en un escenario alternativo al de aquellas concepciones tradicionales que, partiendo de un criterio funcionalista del desvío social, privilegiaron la internación y el aislamiento como supuesta solución. Posteriormente plantea la cuestión de si, con los recursos que se dedican a la atención de necesidades sociales, no podrían obtenerse mejores resultados. Señala que, por un lado, ésto implica definir una política con claros objetivos y encarar una estrategia tendiente a integrar las diferentes líneas de acción de los distintos sectores, de los niveles nacional, provincial y municipal, así como de la acción estatal y no estatal. En lo referido específicamente al sector público, es necesario producir cambios importantes en los criterios de asignación de recursos, otorgando mayor flexibilidad a los programas para poder atender con eficacia las necesidades diferenciales ante la gran heterogeneidad que presenta el universo de la pobreza. Concluye expresando que una política social cuyo eje sea el de conseguir la vigencia de la justicia social, demanda componentes tanto asistenciales como de acción estructural. Una opción excluyente por lo asistencial ataca los efectos sólo parcialmente y concluye en programas que, a pesar de definirse como de emergencia, terminan consolidándose en el tiempo. Una opción por lo estructural requiere de todos modos lo asistencial para reducir los déficits inmediatos. Como consecuencia, sería falso plantear una contradicción entre ambas opciones en la medida que la política que se desarrolle contemple la necesidad de atender simultáneamente los requerimientos actuales con la necesidad de construir una sociedad con mayor equidad.

Español