Ponencia que expresa que el proceso de globalización implica una reestructuración de la economía mundial y, por ende, el reacomodamiento dentro de ella de las diferentes economías nacionales. En el proceso se observan dos grandes tendencias: a) una mayor integración del comercio internacional, de las corrientes de capital y de la información; b) una menor intervención del Estado en los mercados. Las reglas que ordenan la economía mundial surgen de organismos internacionales como el F.M.I., el Banco Mundial y la organización Mundial del Comercio (antes G.A.T.T.), que se rigen en función de las pautas políticas de las economías centrales. Se genera un alto grado de interdependencia entre las economías de los distintos países, pero ésta es asimétrica. Según el nuevo modelo, debe producirse un desplazamiento de las decisiones del Estado hacia el conjunto del sistema político (actores sociopolíticos, grupos de interés, corporaciones). Sin embargo, los países latinoamericanos en general, y la Argentina en particular, inician la reestructuración de sus economías bajo la supervisión del F.M.I. y del Banco Mundial, generando un elevado nivel de dependencia nacional en la elaboración de sus políticas económicas. Las políticas de ajuste recomendadas por los organismos internacionales implican una serie de aspectos tales como: ajuste fiscal, privatización, reducción de empleo, anulación de políticas sociales, que incrementan la población empobrecida, marginada de los beneficios del nuevo modelo. La maximización del beneficio de unos pocos en detrimento de las mayorías profundiza la crisis social y pone en peligro la estabilidad de la democracia. La regionalización surge, entonces, como una alternativa de intermediación entre la nación y el mundo. Las naciones aúnan sus esfuerzos, fundamentalmente en el sector económico (Comunidad Europea, Pacto Andino, MERCOSUR) para incrementar el poder de negociación del que carecen como economías independientes. El escenario mundial de fines de siglo impone nuevas estrategias de inserción. El MERCOSUR es, tal vez, la vía de integración para Argentina (entre otros países del Cono Sur) para vencer la presión de la trilateralización del escenario mundial, que gira entre los polos formados por EE.UU., la Comunidad Europea y el Sudeste Asiático. Polos por donde pasa hoy el meridiano de la concentración económica y que ha desplazado al resto de las economías en desarrollo. Incluye bibliografía.

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