Este es un trabajo que no pretende incursionar ni en la deontología ni en la axiología. Su epistemología carece de afán formulario, de profecías o de expresiones de deseos. Como investigación científica se limita a presentar hechos y situaciones, aunque la extrapolación de tendencias pueda ir más allá. Quizás en este aspecto la prognosis pueda confundir, pero ello no sucederá con el lector inteligente, quien, tal como con brillantez dijera Schumpeter, no puede creer que un médico que pronostica la muerte de un paciente la esté deseando. A lo sumo, pues, este trabajo entra en un terreno prospectivo sin definir que el camino por el que se andará sea el que convenga, sino tan solo el que, a la luz de los hechos y situaciones que se describen y de los antecedentes compulsados, parece ser el más probable. Esta presentación salva, entonces, cualquier interpretación errónea o superficial sobre la posición del autor ante un fenómeno que se estudia sin preconceptos y sin rigideces impropias o temerosas. No obstante, ciertos pasajes del texto expresan, sin ocultaciones y sin figuras literarias, cómo el estado actual de la cuestión en las doctrinas políticas, sociológicas y económicas sugieren la conveniencia de no aferrarse a esquemas elaborados para otro tipo de sociedades culturales y otro tipo de estructuras económicas.