La Propuesta Formativa 2023 es sensible y ambiciosa: por un lado, coincide con la celebración de los cincuenta años del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP), aniversario que nos obliga a recuperar su historia para seguir construyendo memoria colectiva; por otro lado, nos demanda una nueva atención —genuina, cuidadosa y profunda— sobre las prácticas del presente y las estrategias que nos permitan arribar a un futuro deseado. El rasgo fundacional del INAP siempre ha sido la formación y capacitación de las personas que trabajan en el Estado a partir de programas y proyectos acordes a sus necesidades y existencias. Esto quiere decir que cada propuesta, especialmente a partir de 2020, surgió y fue puesta en común luego de complejos procesos de creación y evaluación interdisciplinaria: cientos de trabajadores y trabajadoras diseñan y comparten sus saberes —sus trayectorias laborales, sus fortalezas personales, su compromiso con lo público— con otros/as miles de agentes que, en un contexto de transición global (tecnológica, ambiental, relacional, etc.), recuperan y resignifican esos saberes multiplicando y diversificando las capacidades y los alcances estatales. La gestión del conocimiento es, entonces, una herramienta fundamental para su democratización, y las organizaciones públicas deben garantizar el alcance federal a través de sus planes anuales de capacitación. El INAP asume esa premisa con un enfoque e interés particular en las tecnologías, en el análisis de los resultados y en la gestión estratégica —eficaz e íntegra—, mediados por el respeto a los derechos humanos, la diversidad, la promoción del trabajo de calidad y el acceso a la información, y aborda el sinuoso camino de la transición tecnológica atendiendo a la brecha digital y con la mirada puesta en la construcción de un modelo de inclusión a partir de un Estado atento a las nuevas formas de alfabetización. No describiremos aquí las páginas siguientes, pues cada capítulo desempeña esa función de manera específica y clara; solo adelantaremos que se trata de una lectura que invita a conocer las comunidades de práctica, las formas colaborativas intra e interinstitucionales, las líneas de trabajo, los vínculos y el compromiso permanente de direcciones y equipos, formadores/as, tutores/as, participantes, profesionales, técnicos/as y especialistas, y los recursos destinados a promover y concretar políticas públicas vinculadas con el derecho a saber: al conocimiento, a proyectar y proyectarse, a adquirir herramientas, a aprender y, sobre todo, a compartir con otros y otras un proyecto común de creación de valor público entendido como la búsqueda del bienestar social. Si la pandemia del COVID-19 puso en jaque las estructuras individuales y colectivas, la pospandemia tal vez nos aliente a poner el foco en la capacidad prospectiva y en la planificación y organización para reflexionar, tomar y comunicar decisiones en las que conviven conceptos que se integran en una cotidianidad híbrida: realidad aumentada, trámites presenciales, inteligencia artificial, burocracia. Los modelos tradicionales y la transformación permanente. No se trata de una tarea sencilla: igual que esta propuesta, es sensible y ambiciosa.