Aun en el particular contexto del año 2020, se lograron grandes
objetivos. Se apuntó a mantener los estándares de calidad y de
servicio del INAP, y a resignificar el papel del Estado con un abordaje
integral y transversal de los problemas y las demandas que debe
resolver la administración pública.
Asimismo, se promovieron vínculos con otros actores relevantes,
organismos descentralizados y entes del Estado, para brindar
asistencia en términos de capacitación. El INAP pudo llegar a todo el
país e Iberoamérica, a través del funcionamiento de una comunidad
virtual de aprendizaje, la que permitió una gran participación en las
iniciativas y actividades del Instituto.
Pero obtener buenos indicadores de gestión, en comparación con
el año anterior, no es solo una tarea de las autoridades del INAP,
sino que es un logro colectivo de todos/as los/las trabajadores/as,
quienes hicieron funcionar el Instituto de una forma destacada en un
contexto de pandemia que condicionaba todas las acciones humanas.
Las cifras que verán en este informe demuestran claramente lo
enunciado respecto del esfuerzo colectivo.
Para finalizar, el trabajo y el aprendizaje colaborativo nos permitió
revalorizar el rol del Estado y fortalecerlo a través de la mejora y la
innovación continua. La idea de comunidades de práctica nos ayuda
a adecuar las estructuras tradicionales de gestión del conocimiento a
nuevos sistemas de respuesta eficiente hacia la ciudadanía, generando
las condiciones necesarias para que los/las trabajadores/as del Estado
compartan sus conocimientos.