La información recabada anualmente, contenida en esta publicación, permite tener un panorama general de
la dinámica del ámbito de la Ciencia y la Tecnología y, con ello, resulta un insumo importante para generar
las políticas más adecuadas que requiere el sector para su reactivación.
A tal efecto debo recordar que los países que han llegado a niveles óptimos de desarrollo, lo han logrado,
entre otras cosas, por su capacidad para generar conocimiento propio y ponerlo al servicio del bien común.
No en vano muchos especialistas dicen que hemos ingresado a la “sociedad del conocimiento”. Nuestra
principal responsabilidad, entonces, será aumentar nuestro acervo de conocimiento científico y tecnológico
y, simultáneamente, perfeccionar la articulación del sistema de ciencia y tecnología con la sociedad y el
sistema productivo, para que ese conocimiento se traduzca en desarrollo nacional sustentable.
Es necesario fortalecer el Sistema Científico Tecnológico Nacional, incrementando los recursos y
capacidades de las instituciones que componen el mismo. En tal sentido, tendremos que incorporar más y
mejor infraestructura y equipamiento, pero siempre en función del recurso más importante de cualquier país
que es su capital humano. En el modelo de sociedad industrial que se extingue, el principal factor de
producción fue el capital, expresado en las máquinas que se podían adquirir con él; en la nueva sociedad
del conocimiento, el más importante factor de producción será el hombre, que es el único capaz de crear y
aplicar el conocimiento. La capacitación y perfeccionamiento permanente de nuestro personal, en especial
de nuestros científicos y técnicos, debe ser prioritaria, así como la incorporación periódica y fluida de gente
nueva, lo que nos permitirá aumentar el recurso humano en cantidad y calidad.

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