Estudio de los límites político-administrativos del federalismo centralista, que tiene por objetivo analizar las condiciones socioeconómicas y políticas generales que sirvieron de sustento y fueron producto del modelo político-administrativo del Estado argentino, el federalismo centralista, así como las formas que fue asumiendo en cada uno de los patrones de reproducción social que tuvieron vigencia, con posterioridad a la formación de ese Estado Nacional. A partir de allí, se trata la problemática de la crisis en relación con el referido modelo político-administrativo, para concluir con las implicancias actuales del proceso descentralizador. Trata los siguientes temas: federalismo descentralizado y federalismo centralista, descentralización, desconcentración y deslocalización, el federalismo centralista en perspectiva, la cuestión federal y la inserción internacional, el centralismo y el intervencionismo, crisis y posibilidades descentralizadoras, notas finales. Concluye en que el cúmulo de modificaciones sufridas en las estructuras económicas, sociales y políticas del país en la última década, las mutaciones profundas operadas en el ordenamiento y en las hegemonías a nivel internacional, la consolidación de las instituciones democráticas, son entre otros los hechos que demandan un cambio de las modalidades de relación de la Argentina en el contexto internacional, de las articulaciones sociales internas, de las formas de gestión e intervención del Estado y en general de las modalidades de relación entre Estado y sociedad. Entre estos cambios necesarios, la descentralización aparece como uno más, pero que puede resultar decisivo en la medida en que de él se podría operar una ampliación de las posibilidades de participación de la sociedad y una potenciación de las capacidades racionalizadoras del sector público. Estas posibilidades y potencialidades sólo pueden ser consideradas y tenidas en cuenta si se incluye el proceso descentralizador en el marco más general de cambio de las formas de relación estado-sociedad, y no se considera a la descentralización como hecho sólo técnico-administrativo. Además, las potencialidades de la descentralización dependen del rol que se le haga jugar al Estado y a la intervención y regulación estatal en la reproducción del orden social. En efecto, se extienden dos interpretaciones contrapuestas a la descentralización en este sentido: una, que tiende a situarla como un instrumento más de un proceso de "desestatización" y "desregulación" de la vida económica y social; y otra, que la concibe, independientemente de la magnitud de la intervención estatal, como un proceso político-administrativo dirigido a elevar la eficiencia de la gestión pública, a incrementar la participación ciudadana y social en la definición de las acciones gubernamentales y a una mayor transparencia de la gestión de lo público, aproximando lo estatal a lo público. Esta forma de concebir la descentralización hace que deba tenerse en cuenta en cualquier proceso descentralizador dos aspectos centrales; uno, referido al carácter de proceso que el mismo tiene y no de acto. El otro aspecto a considerar es el referido al carácter de hecho estatal y social, que la descentralización tiene, y no sólo al carácter estatal del mismo. 7147

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