Ensayo que tiene por objetivos: 1) mostrar a la corrupción como una fuerza de permanente presencia en la historia reciente de la Argentina, aportando elementos para explicar su vigencia como estilo de vida nacional, y 2) mostrar la posibilidad de controlar la corrupción mediante la disminución de las oportunidades, tentaciones, necesidades y garantías de impunidad. Trata los siguientes temas: la microcorrupción y la megacorrupción; los factores que determinaron la corrupción en la historia reciente de la Argentina; las batallas privatizadoras y desreguladoras; las modalidades y formas de la corrupción. Tras el análisis de las diversas formas de corrupción que imperaron e imperan en el país, expresa que la corrupción la mayor manifestación del fenómeno ha sido la ruptura del Estado de Derecho mediante la subversión del orden institucional por quienes supuestamente debían defenderlo con sus armas y sus vidas. Señala que el actual gobierno, que no se caracteriza precisamente por su "prolijidad", ha encarado con decisión inusitada la reforma del Estado, que es el prerrequisito esencial de la lucha contra la corrupción administrativa. Pero el sistema perverso se defiende con uñas y dientes: la patria sindical, la contratista y la burocrática han renovado sus alianzas para defenderse de toda tentativa de desmontar la maquinaria infernal del monopolio estatal y de la hiperregulación. El sistema corrupto sobrevive en todo su siniestro esplendor, y sus personajes contribuyen al descreimiento y al desprestigio del proceso de transformación. No menos grave es la corrupción implícita en el total abandono del Poder Judicial por parte de los otros poderes del Estado.

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