En este trabajo nos proponemos presentar el actual estado de situación del Sistema de Información para la Gestión (SIG) destinado al monitoreo de los programas nacionales relevantes en las diferentes jurisdicciones ministeriales del Estado Argentino. Para ello, nos hemos servido del análisis comparado de las experiencias Latinoamericanas de México, Perú, Chile y Colombia con el fin de explorar en los principales inconvenientes, y también desafíos, que deben enfrentar dichas herramientas de control gubernamental destinadas a evaluar y perfeccionar la gestión pública.Entre los principales avances comunes registrados en los casos mencionados se destacan la definición de los Organismos Responsables para la coordinación e implementación del sistema, el establecimiento de un marco legal mínimo para su funcionamiento y la aplicación de algunos indicadores de desempeño y evaluación. De ello se desprende que los Estados latinoamericanos están en pleno proceso de institucionalización de estas herramientas. No obstante, de las particularidades de cada uno de los sistemas de monitoreo y evaluación trabajados, se pueden observar las distintas velocidades y grados de institucionalización de los mismos; aunque existe una serie de desafíos que deben enfrentar los estos sistemas.Para que estos sistemas de monitoreo y evaluación se constituyan en herramientas fundamentales del "buen gobierno", los Estados deben convertirlos en un nuevo valor, una forma deseable de gestionar, es decir, que su aplicación trascienda al organismo impulsor. Es preciso que se estabilice y se transforme en sistemática la demanda de los mismos por parte de los potenciales usuarios, además de una considerable oferta de los componentes necesarios para su correcto funcionamiento tales como: personal con las habilidades requeridas, datos de buena calidad, evaluaciones fiables, y además contar con coordinación e infraestructura adecuadas de monitoreo y evaluación.Los sistemas de monitoreo y evaluación constituyen herramientas fundamentales del "buen gobierno". Pero para que esos sistemas funcionen, es preciso que se estabilice y sea sistemática la demanda de los mismos, además de una considerable oferta de los componentes necesarios para su correcto funcionamiento tales como: personal con las habilidades requeridas, datos de buena calidad, evaluaciones fiables, y además contar con coordinación e infraestructura adecuadas de monitoreo y evaluación.Un Estado moderno y desarrollado implica superar los elementos patrimonialistas, y la concepción del "Estado Mínimo" como fuerza motora de su accionar. Un Estado fuerte requiere de ciertas capacidades para convertirse en un actor encargado de "proveer y garantizar las regulaciones", y brindar eficientemente las funciones consideradas indelegables. En líneas generales, este modelo requiere tanto de voluntad política, como de la disponibilidad de un cuerpo técnico especializado, con continuidad institucional, y el apoyo de los actores sociales.

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