El bienestar obtenido con un particular modelo de desarrollo económico y social del nord-Est italiano, se está ahora encontrando con el ensanchamiento de las fronteras de la Unión Europea y la fortísima competencia del Este Asiático.La cuestión más relevante es ciertamente el cambio que se está mostrando necesario para mantener un adecuado nivel de crecimiento no obstante las nuevas problemáticas a afrontar, no solo desde el punto de vista estrictamente económico, sino sobre todo desarrollando una idea de agregación y de uso integrado de los recursos, que en el pasado parecía una práctica desconocida.Aquello que ha vuelto único el modelo de desarrollo del nord-est ha sido la concentración territorial de especializaciones productivas que, justamente, no es una excepción, sino una regla para una nueva relación entre local y global. El territorio, de hecho, representa un elemento integrador versátil, abierto y diferenciante para los actores económicos.De hecho, la situación económica está desde hace varios años marcada por procesos de de-industrialización de regiones y áreas metropolitanas, y el comparecer de nuevos competitors en la escena mundial, el continuo proceso de cambio tecnológico, el emerger de nuevos modelos organizativos, generan en los distritos italianos una presión competitiva a la cual parece cada vez más difícil hacer frente, aún cuando se ha manifestado una apertura internacional de las redes productivas y una extraordinaria capacidad de penetración en los mercados emergentes.Más aún, cuanto más el conocimiento deviene factor estratégico de la producción, tanto más la organización de la producción se orienta hacia procesos de des-verticalización y des-centramiento, con la elevación por parte de la empresa de su especialización y la valorización de su especificidad. En esta perspectiva el territorio no constituye más un simple fondo del acción económica, sino una fundamental condición para volver competitivo un sistema de producción.A ello se debe agregar que también el pensamiento económico contemporáneo (desde Pigou, a Galbraith, Georgescu- Roegen, Schumaker, Rifkin, Stinchcombe, etc.) ha ampliamente demostrado cuan difícil (o imposible) es perseguir aún un solo objetivo de bienestar sin actuar sobre las otras dimensiones del vivir socialmente organizado (Informe Final ́Seminario transnacional sobre el Desarrollo Local' Bruxelles, dicembre 2000).Por estas razones la llave de un desarrollo futuro parece ser la governance. O voluntad de la ciudadanía de contribuir integrando y concertando todos los recursos disponibles. Así resulta necesario unir instancias muy diversas como el desarrollo de un marketing del territorio , el correcto uso de financiamientos nacionales y europeos para la innovación y la formación, la delocalización de algunos procesos productivos, la introducción de nuevas tecnologías, la adecuación de la infraestructura, pero sobre todo una renovada y creciente atención hacia una forma de gestión del territorio donde puedan venir involucradas, más allá de la entidad política y administrativa, también aquellas relativas a las partes sociales.En estos años la Europa Comunitaria está probando a trazar un nuevo modelo de convivencia y desarrollo fundado sobre la Constitución Europea, que se está discutiendo.En este marco, el presente trabajo busca aportar reflexiones sobre como la Administración Publica pueda interactuar creando una prolífica red con los múltiples interlocutores que representan el territorio, diseñando nuevas perspectivas, aún para entidades no europeas.

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