La hipótesis de este trabajo puede resumirse del siguiente modo: los procesos tendientes a promover una coordinación pro-integralidad de las intervenciones que lleven adelante los involucrados en la gestión de la problemática social (así como sus alcances), están fuertemente condicionados tanto por ciertas características de la institucionalidad formal e informal (política en general y social en particular) como por algunos rasgos del entramado de actores que operan de un modo directo o indirecto en la gestión pública de lo social. En síntesis, y con la mirada centrada en América Latina, se resalta la importancia de los factores políticos en su doble dimensión de restricción y oportunidad de la coordinación, sin que ese énfasis implique desconocer los aspectos técnicos de la misma.A lo largo del documento abordaremos esta hipótesis a través de la siguiente trayectoria: En la primera sección se esbozan los trazos gruesos del escenario social latinoamericano entrado el siglo XXI, del cual deriva la complejidad de los problemas a enfrentar, así como su multidimensionalidad. Es precisamente esta necesidad de afrontarla a través de intervenciones sociales integrales, llevadas por múltiples actores del Estado y la sociedad civil, lo que se explora en la segunda parte, planteando allí lo que entendemos por coordinación. En la tercera sección se esbozan los lineamientos fundamentales del marco analítico, en el cual el énfasis está puesto en la dimensión política, con sus instituciones y actores. En la cuarta parte se delinean los rasgos fundamentales de cuatro ámbitos de coordinaciones fundamentales en materia social en la región: al interior del Estado central; entre el Estado central y las jurisdicciones subnacionales y/o locales; entre Estado y organizaciones sociales sin fines de lucro; y entre Estado y empresas privadas. Finalmente, en un esbozo de conclusiones, se puntualizan algunos rasgos políticos que pueden afectar negativamente los intentos de coordinación pro-integralidad, los que en su potencial contracara positiva se transformarían en excelentes oportunidades para fomentar las múltiples coordinaciones que necesita América Latina para mejorar sus sistemas de bienestar.

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