Vivimos en un mundo sometido a trepidantes y vertiginosos cambios. En un contexto de cambio continuo la formación como instrumento de adaptación pasa de ser importante a irrenunciable e imprescindible. Vivimos instalados en el cambio, que no es lo mismo que esperar a que el cambio ocurra, de modo que es imperativo saber cómo convivir con el cambio y discernir su aplicación a los distintos aspectos de nuestra vida.El presente artículo propone una reflexión de fondo como marco referencial para abordar el tema de la formación continua en las administraciones públicas. Comienza dedicando atención a la noción del cambio, y en particular al nuevo paradigma de la sociedad de la información, en la que el no acceso a la educación, la información y el conocimiento es un factor de marginación y exclusión social de una parte importante de la población. En el ámbito de las organizaciones, el desarrollo de una cultura organizativa permeable al cambio es el terreno en el que se juega nada menos que la supervivencia: adaptarse o morir. El papel preponderante que las Administraciones Públicas tienen en las sociedades desarrolladas hace que su adaptación a los cambios que la sociedad a la que sirven les exige, sea imprescindible y que por tanto los procesos de modernización administrativa que no cuenten con unos recursos humanos plenamente capacitados para esta adaptación continua están abocados al fracaso.

Español