La dinámica de las ciudades contemporáneas, en especial aquellas en las que se involucran comunidades de municipios, esta ligada a un considerable aumento en los problemas a los que se enfrenta, pero también a sus soluciones. Por un lado, las ciudades contemporáneas se distinguen por una doble actividad en sus territorios: aquella que les permite organizar y articular la acción pública urbana desde la compleja red de actores, estructuras, intereses e infraestructura de sus territorios, su población y su gobierno; y aquella en la que se integran a los espacios de competencia global, en las que normalmente se comparan o adquieren experiencia o conocimiento de los espacios supranacionales. Por el otro, y consecuencia de lo anterior, las ciudades contemporáneas comienzan a desarrollar una importante capacidad para instrumentar políticas que les permiten establecerse como gobiernos locales en toda su expresión. La democracia participativa, la lucha contra la exclusión, el desarrollo sustentable, la economía local son, pues, conceptos sobre los que la acción pública local "trabaja" a fin de reunir sus dos perfiles.De manera notable, la gobernanza explica cómo se desarrolla la interacción de los actores y cómo pueden derivarse acciones de regulación de sus intereses. En particular, se coloca un énfasis en los mecanismos de coalición entre los sectores público y privado, haciendo de ello una de las puertas de entrada de la gobernanza urbana. Tales coaliciones son las que permiten establecer compromisos en las metas y en los objetivos de gobiernos más o menos estables y más o menos coherentes, y es a partir de ahí que se integra una agenda de gobierno en las ciudades. Tal agenda de trabajo, en especial enfocada a la planificación, tiene por características los enfoques estratégicos de mediano y largo alcance.

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