Ensayo que tiene por objetivos: 1) plantear algunas consideraciones sobre la propuesta del Sistema Nacional de la Profesión Administrativa (SINAPA) desde el punto de vista de su articulación con las condiciones del mercado laboral y del aparato burocrático, y 2) sugerir algunas pautas para la construcción de modelos dirigidos al diagnóstico, explicación, evaluación y proyección de la gestión de recursos humanos en la administración pública. Trata los siguientes temas: elementos a tener en cuenta para una reforma de la administración del personal público; los principales aspectos de la postura oficial en el SINAPA; posibles críticas a la postura oficial; modelos y variables. Expresa que, de acuerdo con la evidencia empírica disponible, quienes acceden a puestos mediante concursos abiertos sin haber tenido contacto previo con la administración pública, se hallan en seria desventaja son frecuentemente resistidos al considerárselos como "advenedizos". Se ha reconocido que los gerentes provenientes del sector privado manifiestan ciertas dificultades para compenetrarse con los objetivos de las políticas públicas, para comprender la cultura de las organizaciones públicas, para establecer redes de contactos inclusivos, así como para atraer y retener recursos humanos calificados y motivados para gestionar y sustentar el proceso de cambio. Respecto de la articulación del SINAPA con las condiciones del mercado laboral, señala que el Estado sale al mercado a contrapelo de las políticas del sector privado. Este reserva generalmente sus mejores puestos para el personal formado internamente, mientras lanza al mercado aquellos que resultan una rémora. Con los requisitos planteados en las convocatorias oficiales para la cobertura de "cargos con funciones críticas" puede esperarse que se presente mayormente personal que ya esté fuera de carrera en la actividad privada o que aún no la haya comenzado. Se dispone ya de datos empíricos que sustentan dicha expectativa. Señala como un grave error en dicho componente del SINAPA el suponer que la actividad privada va a permitir que el Estado le quite sus mejores cuadros, y que gerentes jóvenes y con potencial en el mercado privado decidan insertarse en un medio extraño y hostil donde sus remuneraciones estarán congeladas. Concluye planteando que la única opción que tendría el Estado para dotarse de capacidad gerencial de alto nivel reside en trabajar en conjunto con las universidades y consejos profesionales para obtener la experiencia y el conocimiento suficientes como para formar su propia escuela de cuadros superiores, dejando la opción de la convocatoria abierta sólo reservada a los niveles inferiores e intermedios. Incluye referencias bibliográficas.

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